7 novelas utópicas-distópicas que no debes perderte y que no conocías...
- Iván Albarracín
- 13 feb 2017
- 3 Min. de lectura

El mundo cada vez se parece más a una distopía y eso no es novedad, aunque toda distopía no deja de ser el intento de una sociedad mejor que ha fracasado en muchos aspectos. Por esa razón, os hablaré de varias novelas poco conocidas que se mueven entre la distopía y la utopía ambigua. Por cierto, no he incluido Las crónicas de la ciudad en llamas de un servidor. Para mirarse el ombligo ya hay otros...
Los desposeídos de Ursula K. Le Guin. Una novela que, en principio parece ser utópica, pero esconde cierta ambigüedad que avisa de los peligros de la burocracia. Dos mundos, uno pobre en recursos dirigido por un anarquismo taoísta y otro rico, sumido en un capitalismo salvaje deberán llegar a un entendimiento. La novela ganó el premio Locus, el Nébula y el Hugo, ahí es nada.
Un día perfecto de Ira Levin. El autor de La semilla del diablo imaginó un mundo donde la sociedad vive en una plácida esclavitud consumista y la tecnología rinde los destinos de las personas. (Ciencia ficción, ¿seguro?). Las compañías son adoradas como dioses y no está permitida la disidencia. El ser humano ha conquistado la Luna y Marte, pero la libertad de pensamiento es historia, al igual que cualquier forma de libertad individual. Un planteamiento inquietante que, paradójicamente, deriva en una fábula esperanzadora.
Nosotros de Yevgueni Zamiatin. Todo el mundo asocia el término distopía a la maravillosa 1984 de George Orwell, pero la verdad es que esta obra es anterior y clavada a la novela del escritor británico. Aparentemente es una utopía, aunque si escarbas puedes ver una crítica afilada a la Rusia estalinista donde la imaginación es considerada delito. Os dejo con una frase que me entusiasma: - Odio la niebla, la temo.- Por eso la amas. La temes porque es más fuerte que tú. La odias, porque la temes. La amas, porque no puedes dominarla. Pues solamente cabe amar lo indomable...
El cuento de la criada de Margaret Atwood. El presidente de EEUU y la mayoría del Congreso son asesinados y se instala un régimen religioso donde el puritanismo cobra fuerza y rige la sociedad, eliminando cualquier forma de disidencia. (¿Alguna vez se ha ido de EEUU el puritanismo?). Las mujeres son vistas como objetos reproductores y pasan a ser propiedad del macho dominante. Visto lo visto, tampoco se aleja mucho de la realidad actual...
Mizora de Mary E. Bradley Lane. Un mundo sin hombres donde estos fueron exterminados hace ya mucho tiempo. Las mujeres son autosuficientes y no necesitan al hombre ni para reproducirse y menos aún para escuchar sus ronquidos. Una novela que la autora se esforzó en mantener en el anonimato por miedo a las represalias de su marido y que, aunque sea una utopía tiene un fondo oscuro (con practicas de eugenesia y cabellos rubios por ahí) que la podrían acercar a una distopía suave.
La isla de Aldous Huxley. Nada que ver con la película de Michael Bay. Esta novela es el contrapunto a Un mundo feliz (que todo el mundo conoce, bueno a lo mejor los tertulianos de Sálvame piensan que la soma se ingiere por la nariz...). La novela gira en torno a un periodista que vive en un mundo capitalista y neurótico sumido en el caos (sin comentarios con las similitudes actuales) y llega a una pequeña isla autosuficiente donde una comunidad humana vive siguiendo antiguos rituales, devolviendo la unión perdida entre hombre y naturaleza.
La pianola de Kurt Vonnegut. Parece mentira que en plena guerra fría, en 1952, se escribiera esta novela donde en un mundo dominado por máquinas, unos rebeldes luchan para conseguir escapar a ese dominio. Pero no es Matrix o Terminator, aquí todo el mundo tiene trabajo y no hay conflictividad pero la sociedad se siente espiritualmente vacía. Hoy en día, que se discute en los parlamentos los conceptos de renta básica universal y leyes de robótica debido a la progresiva tecnificación de la humanidad, es interesante conocer esta fábula que baila entre la distopía y la utopía.
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